martes, 30 de agosto de 2022

En Paz...

No me costó reconocer tu nombre resaltando entre la multitud de mensajes que aparecían esta mañana en mi bandeja de entrada. Respondías, con la dulzura que siempre me expresaste, a mi disculpa (que tomó años en llegar) por aquel tiempo en que te amé tan profundamente como te lastimé
(Como nos lastimamos). 

Era otra en aquel entonces, infinitamente más herida y menos consciente de mí misma. Así me conociste y ahí estuviste, acogiéndome y haciendo brillar la luz potencial que veías tras todo ese dolor.

A través de ti, comprendí que un mundo totalmente distinto del que conocía era posible, y para eso, me tocó vivir el dolor de renacer muchas veces y de maneras distintas; primero, desde mi propio paradigma y concepción del amor, y luego, desde la rebelión más grande que pudiese imaginar: cortar mis cadenas y extender mis alas para encontrar, en nuevos horizontes, mi camino hacia la paz y el encuentro conmigo misma.

No me soltaste nunca. 
Ni siquiera cuando me herías. 
Ni siquiera cuando te hería de vuelta.
Ni siquiera cuando intentaba huir de ti.

Imagino que en el fondo sabías que, incluso desde tus heridas (las que traías y yo causaba) y las mías (las que traía y me causabas), era mejor que hubiese durante esos muchos renaceres un pilar junto a mí, alguien que creyese en mí y me acompañase. Sé que también era difícil soltar para ti porque te amé posiblemente con una inocencia e intensidad que nunca jamás se podrá repetir... todo lo que viene después tiene ya experiencia y aprendizaje, y en nuestro caso, éramos dos quienes vivíamos los primeros errores y crecimientos que se pueden vivir junto a alguien. También y por muchas razones fue tu amor, como ningún otro en mi vida, capaz de transformar mi apego más profundo y herido en uno distinto, más dulce, más suave, como leche tibia... ¿recuerdas? :)

Nuestros caminos se separaron, porque todo lo que nace morirá. 
Y está bien, la muerte se puede vivir desde la dulzura de haber vivido.

Y aunque perdonar esa muerte me tomó más tiempo del que quisiera admitir, lo conseguí muchos años después, cuando encontré el sendero hacia mi paz interior. 

Ahora, cada vez que me cruzo con tu recuerdo en la observación del camino recorrido hasta mi presente, sonrío y música viene a mis oídos como si nuestra historia tuviera un soundtrack que marcara cada etapa de todo lo vivido y todo lo sentido...

Eugenia, 
Tendido al Sol
Entre pairos y derivas,
Hoy ten miedo de mí, 
Será que te conozco, 
Just the two of us,
Olvidar,
Blackbird.
Y también Unicornio :)


Sequé las lágrimas que me nublaban los ojos tras el torrente de emociones y recuerdos. Y ahí, con el amor de siempre y de vuelta, me remití a responder en un par de líneas lo que en mi corazón se guardaba:

"Gracias por todo y para siempre.
Estamos en Paz 💕"

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A meta approximation to a Schrödinger's heartbreak.

For a long time, I thought about writing down your effect on me, and the recurrent image was the effect of the Moon over the sea, or Tides. ...