domingo, 24 de junio de 2007

LA miseria DEL HOMBRE...

Me siento casi burda titulando mi tema de modo similar a la insigne obra de Gonzalo Rojas. Sobre todo porque quizás el desarrollo huirá de lo literario y se acercará más a una seudocrítica de cine iniciada por una película que me dejó peinando la muñeca, pero era la frase más adecuada, así que robo los derechos de autor no más, y qué jue xD

Prosigo...

Hace muy poco tiempo tuve el azar (que no la suerte) de ver "La Guerra de los Mundos". Ciencia ficción, efectos especiales a la orden del día, clichés escénicos varios, final predecible de película gringa (no norteamericana, que, les guste o no, USA es sólo parte del todo: Canadá y México también existen, y están en Norteamérica ^^). Sin embargo, y pese a toda la mala onda que acabo de lanzar (mi prejuicio con las películas de ciencia ficción es obvio), hubo algo que llamó poderosamente mi atención, y fue precisamente lo que me impidió seguir con mi zapping de día domingo por la tarde: El desvelo de la miseria humana, producto de la adversidad.

Me encontré con un shockeado y cubierto de polvo Tom Cruise (las hormonas... debo controlar las hormonas... uffff... ¡¡¡Ya!!! -suspiro aliviado- puedo continuar) que corría para salvar a sus hijos, quienes, desconcertados, veían cómo su padre los arrancaba de casa sin mayores explicaciones, y robaba una camioneta que (comprendí en la medida que seguí viendo el mencionado largometraje) era la única que funcionaba. Todo esto para huir de un trípode gigante que con rayos interestelares volvía nada a la gente, aunque la ropa les quedaba intacta... y yo diría que limpia. Hasta ahí, todavía no comprendía por qué me había quedado mirando. Quizás porque me llamó la atención el tratamiento que aplicaban con la claustrofobia de la protagonista, hija del galán, que, con una caja toráxica digna de los actores de "300" -según Hermes, claro- chillaba como condenada a menos que la calmaran con la milagrosa terapia.

Mientras avanzaban en la robada camioneta, las peleas histéricas fueron a la orden del día (no era menor la razón, el trípode de pronto se había multiplicado y eran verdaderas legiones de trípodes que, al son de una cadente percusión mortífera, reducía a nada todo cuanto estaba a su alrededor). Los tres héroes llegaron a una casa donde se ocultaron en el último ápice de la esquinita del tercér sótano, que, providencialmente, fue el único lugar que no recibió el furioso y ensañado ataque de los trípodes que hicieron pebre un avión con pasajeros... ¿Ven que es predecible?

La odisea, empero, no terminó ahí. Luego de salir del sótano superpoderoso subieron nuevamente a la camioneta (¡Oh! ¡Justo quedó intacta también! XD) y se abrieron paso para continuar con su escape a ciegas (¿Hacia dónde pensaban escapar, si LA TIERRA era invadida por completo?). En eso llegaron a una humanamente congestionada avenida (todos pensaban huir al mismo sector ciego, que resultaba ser Boston). La gente, desesperada al ver al protagonista en ¡¡¡Un carro que funcionara!!!, apeló a su consideración/ conmiseración, y comenzó a exigirle que llevara a más personas. El aludido, al verse fuertemente presionado, sólo atinó a abrocharse su cinturón de seguridad e indicar a sus hijos hacer lo mismo, ante la indignación de toda la gente que, no conforme con entorpecer su camino, comenzó a golpear el parabrisas e intentar lincharlo. El ahora atacado Tom (Ray, creo, en la película) aceleró sin más, atropelló a un par de giles que se le pusieron en frente y detuvo su marcha cuando, a punto de arrollar a una mujer con su bebé, giró intempestivamente y chocó contra un poste de electricidad. Ahí fue amenazado con un arma y forzado a bajar: Su egoísmo lo llevó a no merecer tan preciado galardón de irse motorizado, a diferencia del generoso filántropo que le dio la lección amenazándolo y se llevó el premio de subir a la camioneta, premio que duró tan sólo unos instantes, dado que el mismo círculo vicioso y mísero de envidia que sacó del carro al protagonista lo llevó a la muerte, por no merecer estar ahí. A fin de cuentas, todos y nadie (dependiendo del punto de vista) merecían irse ahí. Todo esto sucedía en un ambiente conmovedor: calles destruidas, cuerpos flotando río abajo, llantos desolados, asesinatos por supervivencia, pérdida de la razón, ingente oscuridad...

La imagen de esa escena aún me perturba... Su intensidad raya en el dolor. La desesperación puede volver al hombre una verdadera basura. Es extraño abandonarse de esa forma a la angustia, sin embargo, mientras intentaba comprender el actuar de esos personajes y extras, el sentimiento plasmado ahí no me resultaba tan ajeno a lo que es el ser humano en su más pura esencia. Así de oscuro, así de bajo... Así de humano.

Vi también otras escenas, donde se evidenciaba otra clase de actitud. Quizás la más dulcemente humana, pero siempre enmarcada dentro de la desesperanza total: Cuando no quedaba absolutamente nada más que hacer, ni qué salvar, afloraba el buen hombre, aquel que no gana ni pierde si ayuda a otro, y que, en su abulia, tiene un instante de claridad: ser solidario.

Luego, el silencio, la devastación más absoluta, el rehacer (y sigo pegada con la filosofía del hombre: las etapas que terminan, la caída, el dolor, el mirar adelante, levantarse, seguir) y renacer; una avenida desolada y muerta, cubierta de hojas de otoño que dan la bienvenida al final del camino y de la historia, y el reencuentro con la única mujer en cuyos brazos no somos míseros, ni ambiciosos... La mujer que, radiante, nos verá hermosos aunque estemos cubiertos de polvo, muerte, soledad y MiSeRiA.

Seré inconsistente con mi prejuicio inicial, entonces, y recomendaré esta gringa, predecible y llena de efectos especiales película. Todo en pro, claro, de intentar leer un poquito más allá y, de esa manera, hacer la luz en nuestros propios días que, sin trípodes interestelares, tienen más enemigos interiores que todos los que puedan aparecer en nuestro derredor.

Un abrazo cinéfilo,
Mizar...

2 comentarios:

Jenipher dijo...

Pucha mi negrita hermosa...

yo no la veré por 2 motivos... 3 en realidad...

1º no me gusta el cine...

2º no tengo plata, así que aunqur quisiera, no podría...

3º la más importante... la contaste entera po'...



Besitos de chocolate!

Sin_Skinner dijo...

Ya había leído el texto. Solamente había olvidado comentar.
Nunca le presté atención a esta película, me dejé llevar por los efectos visuales y sonoros, quedándome con la garantía de que no tenía ningún tipo de enseñanza. Total, era un remake de una película del año del ñato, pero con mejores efectos.
Es cierto, sin embargo, lo que dice acá. Ahora incluso lamento el haberla visto con esos ojos sedientos de acción y múltiples muertes.
Los seres sensibles son capaces de ver cuantas veces la hemos embarrado como raza. Y, aunque tiren miles de indirectas, y muchas directas también, siempre habrán hombres tercos que no acepten eso, que se encierren en un mundo egoísta y que ahí mueran, presos de su dignidad destructiva.
No por eso hay que dejarse llevar. Los granitos de diferencia marcan un paso adelante.
La quiero =***

A meta approximation to a Schrödinger's heartbreak.

For a long time, I thought about writing down your effect on me, and the recurrent image was the effect of the Moon over the sea, or Tides. ...