domingo, 13 de octubre de 2024

La carta que nunca envié.

Estimado o estimada (o queridísimo o queridísima, o amado o amada):

Es ya tiempo de que esta carta llegue a tus manos, o a tus ojos, o a cualquier sentido que te permita absorber tanto como intento transmitir en esta misiva. 

Mucho ha pasado desde la última vez que supe de ti. Tanto si fue hace 2 meses como hace 20 años en tiempo de la tierra, los distintos caminos que se recorren en cada acto, paso y error, son capaces de convertir sólo un día en una eternidad. 

Te escribo esta misiva con una intención única y universal. 

Lo que nunca dije (y/o lo que nunca te dejé decir) se convirtió en decenas (a veces cientos) de caminos llamados "y si...?". No sólo por la posible salida (probablemente más conciliatoria) que estos caminos hubiesen ofrecido, sino también porque en muchos de ellos tú seguirías aquí, en mi vida, tal vez a mi lado... o tal vez yo en tu radar.

Sin embargo, mientras escribo esta carta también pienso si esos "y si...?" hubiesen significado también que quien soy ahora, no exista en la forma que tengo (ya sabes, un cristal distinto en el caleidoscopio y un pequeño giro en un par de grados modifican la gran escala de manera fundamental). Y tal vez es gracias a ti -y/o tal vez sea gracias a tu ausencia- que soy ahora quien soy... tal vez removerte (sin decir ni dejar que dijeras) fue clave para que este presente, mi caleidoscopio con sus formas y colores como son hoy, me encuentre en un punto que jamás soñé estar.

¿Qué pasaría si en este set de cristales me re•encontrase contigo? ¿Qué pasaría si en este set de cristales me encontrase contigo por primera vez? ¿Hubiese comprendido desde el inicio que tenías que salir de mi vida cuanto antes? ¿Lo hubieses comprendido tú? ¿Hubieses tomado tal vez tú esa decisión mucho antes que yo?

¿Importa?
Probablemente no.

Y sin embargo aquí estoy, trazando caminos de lo que pudo -o no pudo- ser si nuestros caminos no se hubiesen separado de la forma en que lo hicieron.

Cada herida, cada diferencia, cada toxicidad, cada comentario e incluso cada golpe, me llevaron por la razón o la fuerza a cuestionar mis formas, mis decisiones y reacciones. Más o menos despierta, aprendí que la única forma de sobrevivir es cuestionando hasta el suelo que piso. Y fue esa la vía para que este complejísimo y fractálico momento, me encuentre aquí y ahora, escribiéndote esta carta, 

Por encima de todo, 
Gracias. 
No lo hubiese hecho sin ti. 

Estimado o estimada (o queridísimo o queridísima, o amado o amada), posiblemente nunca nos volvamos a encontrar de frente. Posiblemente yo ya no exista en tu radar y está bien, me alegra que hayas avanzado en la dirección que la vida tuviera para ti (me alegra aún más si esta dirección te ha traído alegría). Tú sigues en el mío, sin duda porque algo sin resolver siguió latiendo entre los oídos y el corazón. Por eso esta carta.

Tal vez, 
a modo de rito o sortilegio, 
escribirla me permita soltar mil nudos a la vez para seguir mi camino.

Llevaré entonces, ya sin este nudo de ti, todavía algo de ti en mí: 

Tu recuerdo,
Tu influencia,
y quizás incluso
tu dolor (y el mío).

Todo lo anterior, te lo garantizo, transmutado en distintas formas de amor.

Recibe de mí el más cordial saludo de la forma en que lo prefieras.
Y mi más profundo agradecimiento por haber formado parte de mi vida.

S.

No hay comentarios:

The letter I never sent

Dear you (or dearest, or beloved you): It is time for this letter to reach your hands, your eyes, or any sense that allows you to absorb as ...